El Ágiles de los Abrazos

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1-10-2022
Autor: Agustin Villena

(Mi agradecimiento a mi hermano agilista Lucho Salazar por su mentoría para sacar este articulo a la luz)

El año 1999 comencé a leer algunos artículos sobre “metodologías livianas” como una forma nueva de entender el desarrollo de software. Me interesó tanto que fui armando pequeños laboratorios en cursos de mi Universidad para irlo poniendo en práctica y mejorando el entendimiento junto a mis alumnos. En los años posteriores este proceso generó frutos, pero a la vez fue muy solitario. Las ahora llamadas “metodologías ágiles” eran tan ajenas a la práctica de mi entorno laboral que muchas veces me sentía como Juan Bautista predicando en el desierto.

La primera vez que me encontré con otros “locos” como yo fue cuando el 2008 me invitaron de Argentina para participar de un evento llamado “Ágiles” que se realizó en Buenos Aires. Para mí fue como cuando Kung Fu Panda, criado por un pato, por fin conoció a otros pandas.

Desde entonces, Ágiles ha ido viajando entre los países de Latinoamérica, y gracias al entusiasmo de voluntarios de las diversas comunidades ha ido creciendo, evolucionando, y también enfrentando la realidad de un mercado que se encantó con la Agilidad pero que también trajo su cuota de egos, batallas comerciales, venta de humo y otros desafíos que aún estamos aprendiendo a navegar.

Sin embargo, este año el Ágiles fue tanto o más especial que el primero del 2008. Este 2022 el Ágiles no se trataba en esencia de ponerse al día en agilidad. Esta vez, se trataba de volver a abrazar a amigas y amigos que esta bella comunidad me ha regalado, saber de cómo vivieron la pandemia, poder compartir el duelo de los años de pandemia, recordar con cariño y, por qué no decirlo, también dolor, a quienes nos dejaron y los sueños para los años que vienen.

La pandemia fue tiempo de sequía, miedo y muerte, pero también el aislamiento nos entregó un tiempo de revisión, reflexión y destilar lo creado. Ágiles en esos años también se vio afectado, no se pudo hacer de forma presencial por la pandemia.

Ágiles 2022 fue entonces un momento de sacar a la luz aquello los frutos de la reflexión de ese tiempo tan duro. Y tuvimos la alegría de recibir una buena retroalimentación. Todo el esfuerzo invertido en clarificar la agilidad, ponerla en castellano, accesible para cualquier disciplina, parece que está cayendo en tierra fértil.

La lección que me deja entonces, tal como dijo el Principito, es que “lo esencial es invisible a los ojos”. Ni las charlas, ni las marcas, ni los métodos, sino la humanidad. Todo lo que solemos valorar no es tan importante como lo humano. Como nos pasó en el workshop del Corazón de la Agilidad que facilitamos entre varios en este Ágiles. Les pedíamos que se juntasen a conversar con personas que no conocieran, pero se quedaban sentados. Tenían timidez. Respetamos eso, los invitamos a pararse y mediante un juego les pedimos ordenar por altura, país de origen, primera letra del nombre, etc. Ahí, gentilmente los llevamos a mezclarse para comenzar y empezaron a abrirse. Eso es la humanidad, porque es humano escrutar en el corazón del corazón.